SOPA’13. Ideas para el cambio

En la clausura del SOPA’13 se invitó a valorar dichas
jornadas de educación y socialización del patrimonio desde el ámbito rural. Aunque
no pudimos asistir a todas las jornadas del congreso, no queríamos perder la
oportunidad de seguir compartiendo los temas que se trataron allí.
Desde nuestra perspectiva de arqueólogos, y de sufridores
inmersos en la crisis, vemos la reconversión como un camino necesario, confrontado al inmovilismo de muchos. Eso si, sin
perder de vista un pensamiento escuchado durante el congreso: “no estamos aquí
para hacer museos, ni para musealizar realidades, estamos aquí para mejorar la
vida de la gente”.
Debe haber un CAMBIO, para hacer partícipe a la sociedad,
combatir la comodidad que se percibe de las instituciones y, como dijo Gonzalo Ruíz
Zapatero, “hacer una arqueología (sirve para cualquier sector) desde abajo y
para la gente”. Pero también recordando que somos profesionales y que tenemos
que orientarnos a la sostenibilidad (vamos, que hay que comer). Parece que todo
esto lo tienen bastante claro en regiones de exploradores y migrantes, debe ser
cuestión de carácter, para ejemplo Galicia y Ámerica Latina.
La primera sensación al llegar al SOPA’13 fue la de revivir
aquellas primeras excavaciones de estudiantes, en las que nos cruzábamos el
país para trabajar mucho, dormir poco, conocer gente y aprender lo que podíamos. Todo eso se
fue diluyendo con el tiempo, en parte, fomentado desde múltiples congresos y
eventos, en los que se palpaba el “ombliguismo” endémico de la profesión. Se
podría decir que hemos ido perdiendo una frescura que el SOPA nos ha recordado,
y bienvenido sea.
Nosotros, apostamos por la tecnología, y hablando en sus términos,
hemos percibido en los asistentes al congreso un proceso de reconfiguración y
cambio de sistema operativo. Conseguimos alzar la vista dándonos cuenta de
que alrededor teníamos a compañeros de profesión, que no rivales, y además a
educadores, psicólogos, arquitectos, restauradores, gestores culturales,
incluso amas de casa y jubilados, de los que tanto se puede aprender.
Por nuestra parte, nosotros entendemos la tecnología
como herramienta y no como fetiche.
Frente a los que piensan que la tecnología “se vende sola”, y que lo
importante es “salir en la foto”,
nosotros creemos en su valor como un medio y no como un fin. La “tecnología” en sus múltiples variantes terminará siendo un elemento
democratizador y por tanto revolucionario, de acceso universal a la cultura. Y
sobre todo, es una herramienta útil para implicar a la sociedad y poner la cultura a su
servicio.

 

Perseguimos transmitir que no son necesarias ni deseables
grandes inversiones, sino usar los medios a nuestro alcance, complementando
tecnología con educación, turismo sostenible, accesibilidad, etc. Existen múltiples opciones y ninguna es excluyente, aunando esfuerzos podemos llegar
muy muy lejos.