Nos disponíamos a realizar una agenda cultural mensual, incluyendo las diferentes actividades, exposiciones, conferencias o cualquier otro evento relacionado con el uso de las TIC’s (Tecnologías de la Comunicación y la Información) en los museos. Nuestra sorpresa ha sido descubrir la imposibilidad de poder llevar a cabo nuestra idea, ya que es escasa la aparición o participación de las TIC’s en nuestras instituciones culturales.
Somos muchos los que abogamos por el uso de estas nuevas tecnologías en la interacción museística y creemos en los vínculos que se pueden crear entre el espectador y la exposición. Las posibilidades que estas nuevas tecnologías nos brindan son infinitas y nos permiten hacer llegar de una manera más fácil y a un mayor número de visitantes, los contenidos de la muestra que el visitante ha acudido a contemplar.
Son innegables las ventajas que el uso de las TIC’s suponen para las personas con discapacidad que quieran visitar un museo; las TIC’s salvan dificultades auditivas o de visión, pudiendo hacer llegar mediante otros medios la información que el visitante discapacitado no puede percibir.
Pero aparte de la ruptura de estas barreras que pueden crear las discapacidades en las visitas a los museos, las nuevas tecnologías nos permiten acercarnos a otro público que “por miedo a no entender lo que están viendo” declina una interesante visita a un centro de arte. En ocasiones, entre algunos visitantes, se hace palpable la falta de información que permita tener un conocimiento y un entendimiento global de la exposición a visitar. Este pensamiento se hace más intenso cuando los visitantes son niños escolares con los que se hace difícil captar la atención de lo expuesto, por lo que las nuevas tecnologías se convierten en una herramienta indispensable y fundamental para hacer de la visita al museo un auténtico acto de aprendizaje y no solo una excursión fuera del aula.
En el ámbito práctico, mediante aplicaciones o códigos QR, los visitantes pueden ampliar información del pintor sobre el que versa una exposición determinada o se pueden tener acceso a más obras relacionadas con él. En un yacimiento arqueológico se puede acceder mediante la realidad aumentada, a la reconstrucción del sitio para que el visitante pueda percibir la magnitud de lo que está visitando y comprobar in-situ cómo era aquello que está viendo, de lo que ahora sólo quedan los cimientos. Para cualquier persona, de cualquier lugar, a través de las aplicaciones con funcionalidades idiomáticas, se puede acceder a una gran cantidad de información de cualquier monumento o exposición, en cualquier idioma.
Creemos que actualmente, en el panorama museístico y cultural español, la implantación de estas nuevas tecnologías se hace muy poco a poco. Es verdad que algunos de los museos más importantes de nuestro país ya disponen de aplicaciones o hacen un uso activo de las nuevas tecnologías, pero son pocos y estos usos se hacen aún de manera tímida.
Al fin y al cabo lo que se pretende con el uso de aplicaciones, o de códigos QR o de cualquier otro elemento relacionados con las TIC’s, es llevar la cultura, el arte, la historia… al mayor número de personas posible, hacer de la cultura algo al alcance de todos, sin importar condición física, nivel cultural, lugar de procedencia o edad. La cultura pertenece a todos y a todos ha de llegar.